Uso antiepiléptico.
Las
benzodiacepinas son potentes anticonvulsivos y tienen propiedades que salvan la
vida durante el manejo de un status epiléptico. Las más frecuentemente usadas
para controlar la epilepsia son el diazepam y lorazepam. El lorazepam es
superior que el diazepam en el tratamiento de epilepsia persistente, aunque el
diazepam tiene un tiempo de acción mucho más duradero que el lorazepam, quien a
su vez tiene un efecto anticonvulsivo más prolongado, debido a que el diazepam
es altamente liposoluble pero tiene una gran afinidad proteica. Otras
benzodiacepinas anticonvulsivas incluyen el clobazam, clonazepam, clorazepato y
el midazolam.
Uso ansiolítico.
Las
benzodiacepinas pueden ser usadas para el manejo temporal de la ansiedad
severa. Por lo general, se administran por vía oral, aunque se pueden
administrar por vía intravenosa durante un ataque de pánico. Un panel
internacional de expertos en la farmacoterapia de la ansiedad y la depresión
definieron al uso de las benzodiacepinas como las principales drogas en las
terapias de los trastornos de la ansiedad.
Uso hipnótico (insomnio).
Las
benzodiacepinas se usan como hipnóticas por sus fuertes efectos sedativos y
algunos se prescriben a menudo para el manejo del insomnio. Las benzodiacepinas
de larga duración, tal como el nitrazepam, tienen efectos colaterales que
pueden persistir durante todo el día, mientras que las benzodiacepinas de duración
intermedia, como el temazepam, tienen menos efectos duraderos manifiestos al
día siguiente de su administración. Las funciones hipnóticas pueden producir
dependencia y tolerancia si se toman regularmente por más de unas pocas
semanas. Otras benzodiacepinas hipnóticas usadas para el insomnio incluyen el brotizolam,
estazolam, flunitrazepam, flurazepam, loprazolam, lormetazepam,
midazolam, nimetazepam, phenazepam y triazolam.
Usos previos a cirugía.
Utilización como sedante. Se
pueden aprovechar los efectos de las benzodiacepinas antes de los
procedimientos quirúrgicos, especialmente en quienes se presenten con ansiedad.
Por lo general, se administran un par de horas antes de la cirugía, produciendo
alivio de la ansiedad y también produciendo amnesia ayudando a olvidar la
incomodidad previa a la operación. El lorazepam puede ser usado también en
personas antes de procedimientos odontológicos.
Usos en cuidados
intensivos.
Las benzodiacepinas pueden resultar muy
útiles en pacientes en la Unidad de Cuidados Intensivos que estén recibiendo
ventilación mecánica o
aquellos con dolores muy tensos. Se debe tener precaución en estos casos debido
a la posibilidad de depresión respiratoria en algunos pacientes que reciben
benzodiacepinas.
Dependencia alcohólica:
síndrome de abstinencia. Se ha demostrado que las benzodiacepinas son
seguras y efectivas para el tratamiento de los síntomas del síndrome de
abstinencia alcohólica. Las mas frecuentes usadas para el manejo de la
detoxificación alcohólica son el diazepam y el clordiazepóxido, dos agentes de
acción duradera y el lorazepam y oxazepam, de acción intermedia. El diazepam y
el clordiazepóxido hacen que la detoxificación sea más tolerable y se espera
que los síntomas de abstinencia no aparezcan. El oxazepam es el más utilizado
para casos de síntomas de abstinencia más severos y en pacientes que
metabolizan los medicamentos con mayor dificultad, como los pacientes ancianos
y quienes tengan cirrosis hepática. El lorazepam es el único con absorción
intramuscular.
Trastornos musculares.
Las
benzodiacepinas tienen propiedades relajantes sobre los músculos por
lo que son útiles en el control de
espasmos musculares como en el caso del tétano y otros trastornos espásticos
como el síndrome de las piernas inquietas.
Manía aguda. Los
episodios maníacos son estados anímicos anómales, constituyendo una de las
fases del trastorno bipolar.
Las benzodiacepinas pueden ser útiles en el manejo a corto plazo de la manía
aguda hasta que logren tener efecto el litio o neurolépticos. Producen rápida
tranquilización y sedación del individuo maniaco
por lo que son una herramienta importante para estos pacientes. Tanto el
clonazepam y el lorazepam son usados para estos tratamientos con algunas evidencias de
que el clonazepam es superior en sus efectos anti-maniacos.
Usos veterinarios.
Al
igual que en humanos, las benzodiacepinas se utilizan en la práctica veterinaria para
el tratamiento de diversos trastornos animales. El midazolam y diazepam se usan
por sus propiedades anestésicas junto con la ketamina (anestésico). Ambos
pueden ser usados como sedantes ansiolíticos para calmar la ansiedad y la
agitación de un animal, con efectos miorrelajantes, reducción de estrés e
inhibición de la agresión. Las benzodiacepinas se utilizan también para el
control de trastornos musculares. El diazepam se ha prescrito por veterinarios
para el tratamiento y control de animales con temores.
· Usos no terapéuticos.
Las benzodiacepinas se usan y abusan
recreacionalmente en la activación de las vías de gratificación dopaminérgicas
del SNC. Quienes abusan de ellas desarrollan un alto grado de tolerancia, así
como subidas de las dosis en niveles muy elevados. El uso de larga data tiene
el potencial de crear dependencia física y psicológica y añade un riesgo de
serios síntomas de abstinencia. La tolerancia y la dependencia se crean con
rapidez entre los usuarios de estos medicamentos, demostrando síntomas de
abstinencia de las benzodiacepinas en tan solo 3 semanas de uso continuo. En
particular el temazepam, usado ocasionalmente por vía intravenosa, puede llevar
a complicaciones como abscesos, celulitis, tromboflebitis, trombosis venosa
profunda, hepatitis B
y C, VIH o SIDA,
sobredosis y gangrena.
Las benzodiacepinas se usan también ampliamente
entre usuarios de las anfetaminas y
aquellos que abusan de esta combinación tienen niveles más elevados de
trastornos mentales, deterioro social y salud generalmente
pobre. Quienes se inyectan benzodiacepinas tienen una probabilidad cuatro
veces mayor de compartir sus jeringas que quienes se inyectan drogas
no-benzodiacepínicas. Se ha concluido en varios estudios que las
benzodiacepinas causan mayor riesgo de disfunción psico-social entre sus
usuarios.
Una vez que se haya establecido una dependencia
medicamentosa, el clínico tiende a establecer el consumo diario promedio de
benzodiacepinas por el usuario y convertir al paciente a una dosis equivalente
de diazepam antes de comenzar el programa gradual
de reducción, comenzando con reducciones de aproximadamente 2 mg. No se
recomienda añadir otras drogas como antidepresivos como el buspirona, bloque antes de los receptores beta y carbamazepina, a menos que haya una
indicación específica para su uso.
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