Los fármacos que se prescriben para tratar la
ansiedad y como inductores del sueño pueden causar tanto dependencia física
como psicológica, incluidas las benzodiacepinas que son más seguras que otros
fármacos como el meprobamato, la glutetimida, el cloral hidrato y los barbitúricos.
En general, las personas adictas a estos fármacos comenzaron tomándolos por
razones médicas, causando adicción, o bien por ser un tratamiento prolongado
con altas dosis o por un consumo de medicación superior a la prescrita por el
médico. La dependencia puede desarrollarse a las dos semanas de uso continuado.
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