Entre los efectos a largo plazo de las
benzodiacepinas podemos encontrar tanto la dependencia como la posibilidad
de efectos negativos en la función cognitiva, salud física y salud mental. Pese
a que no todas las personas experimentan estos problemas, los riesgos son
significativos. Hay pruebas que indican que la reducción o suspensión de las
benzodiacepinas puede causar una reducción de los síntomas de
ansiedad. Hay un número de efectos secundarios asociados a la adicción a las benzodiacepinas tales
como depresión y síntomas similares a la gripe. Debido a
este incremento de los síntomas físicos y mentales a causa del uso a largo
plazo de las benzodiacepinas, se recomienda la suspensión de las
benzodiacepinas para muchos consumidores de largo plazo. Es importante recordar
que nunca se debe suspender la medicación abruptamente y siempre se debe
consultar a un médico antes de reducir o suspender su
consumo. Otros síntomas que se pueden presentar son enturbiamiento
emocional,náusea, dolor
de cabeza, mareos,
irritabilidad, letargo, problemas para dormir, problemas de memoria, cambios de
personalidad, agresividad, depresión, agorafobia, ansiedad y ataques de pánico,
deterioro social y problemas laborales. Las benzodiacepinas también tienen
propiedades catalizadoras en algunos individuos y por consiguiente son
consideradas drogas adictivas; otro punto a considerar es que se puede
desarrollar una dependencia física tras semanas o meses de consumo. Muchos
de estos efectos secundarios por el consumo a largo plazo presentan una mejoría
luego de tres a seis meses tras la suspensión de las
benzodiacepinas
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